¿Dónde estás, Padre Justo?


¡Ay, Padre Justo! ¡Qué pillín! Otra de las tuyas, ¿no?. Pero, ¿se puede saber dónde te encuentras? Te están buscando muchos, sí, yo he perdido la cuenta... A ver: tu querida familia, tus amigos y amigos y amigos, tus incontables feligreses, los capillitas loretianos, los capillitas genovevos, los capillitas de Sevilla, los de Morón, tus amigos y amigos y amigos...

¿Tánta gente?. Pero vamos a ver, si es que vayas por donde vayas, la lías. No sé cómo lo haces siempre pero al que se acerca a ti, lo enganchas como un imán y al final lo enredas. ¿Sabes?, a eso le llaman los tuyos, los de los alzacuellos, ser pescadores de almas. Y tú has cumplido de sobra con esa labor.

Me ha dicho un pajarito que te has ido con el Maestro, vamos que ni te lo has pensado, como siempre, ¡Ala, me voy! ¡Ay, Señor, Señor! Tu personalidad hasta en el paso más transcendente de nuestra vida terrena. ¡Miedo me da pensar en lo que estarás planeando ya organizar con el Maestro! Aunque estoy seguro que te dajará hacer, no en vano te convenció en esta vida, y te dejó hacer.

Bueno, Justo, desde este grupo, tus amados genovevos, te saludamos inmersos en nuestro día a día, en un momento tan capillita como el de Cuaresma, en vísperas de nuestra semana grande. El saber que estás junto a nuestro Maestro de Vida nos calma el llanto retenido en los lagrimales. Te manifestamos gritando que, como tantas ovejas a las que apacentaste, ¡TE QUEREMOS!

Recibe un fuerte abrazo en Cristo, nuestro Maestro de Vida, ...y de este pequeño gran grupo formado por genovevos platerescos, recibe un FUERTE APLAUSO, al estilo de tu admirado Don Antonio: PLÁS, PLÁS, PLÁS, PLÁS...

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