El porqué de la acción social con nuestros niños bielorrusos

El 26 de abril de 1986 se produce el desastre nuclear de ChernóbilInmediatamente después del accidente, la mayor preocupación de las autoridades se centró en el yodo radiactivo, con un período de semidesintegración de ocho días. Hoy en día (2011) las preocupaciones se centran en la contaminación del suelo con estroncio-90 cesio-137, con periodos de semidesintegración de unos 30 años. Los niveles más altos de cesio-137 se encuentran en las capas superficiales del suelo, donde son absorbidos por plantas, insectos y hongos, entrando en la cadena alimenticia.

Algunas personas en las áreas contaminadas fueron expuestas a grandes dosis de radiación (de hasta 50 Gy) en la glándula tiroides, debido a la absorción de yodo-131, que se concentra en ésta. El yodo radiactivo procedería de leche contaminada producida localmente, y se habría dado particularmente en niños. Varios estudios demuestran que la incidencia de cáncer de tiroides en Bielorrusia, Ucrania y Rusia se ha elevado enormemente. Sin embargo, algunos científicos piensan que la mayor parte del aumento detectado se debe al aumento de controles. Hasta el presente no se ha detectado un aumento significativo de leucemia en la población en general. Algunos científicos temen que la radiactividad afectará a las poblaciones locales durante varias generaciones, la cual se cree que no se extinguirá hasta pasados 300.000 años.
 
Despedida del Hospital San Agustín tras la realización
de los últimos reconocimientos médicos
El objetivo principal de la acogida a nuestros niños bielorrusos no es otro que el de su recuperación física y sanitaria. Por ello se les realiza reconocimientos médicos y se les instaura tratamiento especializado en caso necesario, además de alejarlos del ambiente contaminado en el que habitualmente viven durante un buen período de tiempo (las zonas de donde vienen los menores soportan una contaminación radiactiva de una densidad superior a 15 curies por km2., con la ingesta de alimentos básicos contaminados, fruto de la radiactividad sistemática).

Sin embargo, no cabe la menor duda que gracias a esta campaña se ha conseguido el establecimiento de vínculos afectivos, familiares y culturales con las familias de acogida que han superado sobremanera al objetivo sanitario.

Desde la Hermandad de Santa Genoveva enviamos
muchos besos para todos ellos  y para sus familias de acogida.
Que nuestra Madre protectora los acoja bajo su Manto
 y les colme de Mercedes durante toda su vida.

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